Gracias a tecnologías como la virtualización, la inteligencia artificial, la analítica avanzada o la automatización energética, estamos viendo emerger infraestructuras IT más eficientes, conectadas y responsables. Iniciativas como las impulsadas en Madrid, como Madrid360 o la Estrategia Digital, bajo la visión de una ciudad inteligente y climáticamente ambiciosa, demuestran que el futuro pasa por integrar tecnología y sostenibilidad desde el diseño. Pero no basta con la innovación: hace falta liderazgo, estrategia y colaboración entre lo público y lo privado. La eficiencia energética en infraestructuras digitales no es solo un objetivo técnico: es una nueva forma de entender el futuro, más alineada con las personas y más sostenible.
¿Cree que España tiene el liderazgo necesario para cumplir los objetivos de sostenibilidad de la Agenda 2030‑2050? ¿Qué papel ve para instituciones públicas y privadas en este desafío?
Sí — España cuenta con una base institucional, normativa y de compromiso público que le permite aspirar a liderar el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 y posteriores metas hasta 2050. Por ejemplo, en el Ayuntamiento de Madrid hemos puesto en marcha la estrategia Madrid 360 que articula políticas medioambientales, de movilidad sostenible y de reducción de emisiones.
No obstante, el liderazgo exige que lo público y lo privado actúen de forma coordinada:
- En cuanto a las administraciones públicas: deben fijar el marco normativo, las inversiones en infraestructuras sostenibles, coordinar niveles de gobierno (local, autonómico, estatal) y promover políticas de innovación y políticas verdes coherentes.
- En cuanto al sector privado y del mercado: tienen que aportar innovación, movilización de capital, eficiencia operativa, y asumir su responsabilidad social‑ambiental. Sin la implicación del sector privado –empresas, tecnología, financiación– será muy difícil alcanzar las metas ambiciosas.
- En cuanto a la Sociedad civil y a la colaboración pública‑privada: el reto es tan amplio que requiere alianzas estratégicas entre los tres grandes actores (público, privado y tercer sector) para que las soluciones sean escalables, eficientes y sostenibles.
En resumen, España sí tiene condiciones para liderar, pero ello dependerá de que las instituciones públicas y privadas aceleren y se coordinen de forma efectiva.
Desde su perspectiva, ¿quién está impulsando más el cambio en sostenibilidad, las políticas, el mercado o la tecnología? ¿Cuáles son los mayores obstáculos?
Desde mi experiencia en el Ayuntamiento de Madrid, el impulso del cambio proviene de una combinación de los tres elementos, aunque con matices:
- En primer lugar, las políticas públicas marcan el marco, la dirección estratégica y los incentivos (o sanciones) para avanzar en sostenibilidad. Por ejemplo, Madrid 360 es una política pública clave que articula ordenanzas, movilidad, calidad del aire.
- En segundo lugar, la tecnología es un habilitador necesario: sin soluciones tecnológicas (infraestructura inteligente, movilidad eléctrica, gestión de datos urbanos) no se puede escalar lo que las políticas demandan.
- En tercer lugar, el mercado actúa cuando hay condiciones, incentivos y demanda real: empresas que ven la sostenibilidad como oportunidad competitiva, clientes que lo exigen, capital financiero que apuesta por lo verde.
Los mayores obstáculos que se podemos encontrar son:
- Una fragmentación institucional o falta de coordinación entre niveles de gobierno (nacional, autonómico, local).
- Una falta de financiación o demora en movilizar recursos hacia infraestructuras sostenibles o innovación.
- La inercia del modelo económico tradicional que no internaliza todos los costes ambientales.
- La brecha tecnológica o falta de adopción rápida en entidades que necesitan modernizarse.
- La resistencia al cambio cultural y falta de conciencia de que sostenibilidad ya no es solo ética, sino competitiva.
¿Cómo percibe el nivel de conciencia en empresas y entidades públicas en torno a la eficiencia energética? ¿Cree que la sostenibilidad está convirtiéndose en un factor competitivo y de responsabilidad clave?
En el entorno madrileño, percibo que el nivel de conciencia ha mejorado claramente en los últimos años tanto en entidades públicas como en empresas privadas. Por ejemplo, en el Ayuntamiento de Madrid hemos integrado la sostenibilidad ambiental y la movilidad en el corazón de las políticas urbanas (mediante Madrid 360).
En el sector privado, muchas empresas están incorporando la eficiencia energética y la huella de carbono en sus estrategias, motivadas por normativa, demanda social, y orientación a financiación sostenible.
La sostenibilidad sí se está convirtiendo en un factor competitivo y de responsabilidad clave. Hoy ya no basta con cumplir requisitos; ser líder en eficiencia energética, en reducción de emisiones, en economía circular aporta reputación, nuevas oportunidades de negocio, acceso a financiación verde y ventaja frente a competidores.
En resumen: la conciencia existe y crece, pero aún queda camino para que todos los actores adopten una estrategia proactiva en eficiencia energética y la consideren como palanca competitiva.
¿Qué proyecto reciente de su organización considera más innovador en eficiencia energética? ¿Qué papel desempeñaron las tecnologías y la colaboración entre sectores en su éxito?
Un proyecto destacado en el Ayuntamiento de Madrid son todas las medidas enfocadas en la mejora de la eficiencia energética incluidas dentro de la estrategia Madrid 360, que integra movilidad sostenible, calidad del aire y eficiencia energética urbana.
Un ejemplo interesante es la iniciativa de peatonalización y rutas «Anda Madrid» lanzada por nuestro delegado de área de urbanismo, medio ambiente y movilidad, Borja Carabante que promueve la movilidad activa (a pie) a través de unos itinerarios peatonales que comunican los elementos más relevantes de la ciudad y reduce emisiones de tráfico, lo que contribuye a eficiencia energética urbana.
En este proyecto, la tecnología ha jugado un papel fundamental: sistemas de datos y medición, sensores de calidad del aire, infraestructura inteligente, plataformas de movilidad integradas. Y la colaboración público ‑ privada / público‑tercer sector ha sido clave: el Ayuntamiento ha coordinado con empresas de movilidad, tecnología, ciudadanos, entidades urbanas para que la implementación sea factible y tenga impacto real.
Este tipo de enfoque —integrado, multisectorial, basado en tecnología— es el modelo que estamos promoviendo en Madrid para la eficiencia energética.
En sus proyectos, ¿qué peso tienen los indicadores de eficiencia energética y sostenibilidad en la toma de decisiones estratégicas?
En el Ayuntamiento de Madrid, los indicadores de eficiencia energética y sostenibilidad están adquiriendo un peso creciente y ya se encuentran entre los factores clave en la toma de decisiones estratégicas:
- Al diseñar políticas como Madrid 360, establecemos objetivos de reducción de emisiones, mejoras de calidad del aire, incremento de la movilidad activa, que son medibles.
- Antes de aprobar grandes proyectos urbanísticos, movilidad o infraestructuras, analizamos su impacto en eficiencia energética, emisiones, movilidad sostenible, calidad ambiental, y su contribución a los indicadores de sostenibilidad.
- Estamos empezando a condicionar las inversiones municipales y los contratos públicos a criterios de eficiencia energética, movilidad sostenible y huella de carbono, para alinear cada acción con los objetivos estratégicos generales.
Por tanto, los indicadores ya no son un mero reporte, sino una parte estructural del proceso estratégico, nos permiten ir evaluando las medidas, mejorarlas y añadir nuevas propuestas.
Como líder, ¿cómo impulsa la transformación hacia una mayor eficiencia energética dentro de su organización? ¿Qué rol juegan otros líderes en este cambio, ya sea en instituciones o empresas?
Como responsable municipal, mi estrategia para impulsar la transformación hacia mayor eficiencia energética incluye:
- Definir una visión clara: comunicar que la eficiencia energética, la movilidad sostenible y la calidad ambiental son ejes prioritarios de nuestra gestión urbana.
- Promover la cultura del cambio: sensibilización interna, capacitación del personal municipal, incorporación de nuevos roles con competencias en sostenibilidad y eficiencia.
- Integrar la sostenibilidad en las decisiones: como comentaba, los indicadores de eficiencia energética se incorporan en la aprobación de proyectos, contratos, presupuestos.
- Movilizar recursos y colaborar: facilitar la colaboración con empresas tecnológicas, start‑ups, universidades y entidades sociales para aportar soluciones innovadoras.
- Fomentar el liderazgo distribuido: que incluya lideres de otros departamentos.
- Reconocer y difundir los logros: comunicar el progreso para generar impulso, reconocimiento y motivar a los equipos.
En este cambio, otros líderes — tanto institucionales en otros ayuntamientos, gobiernos autonómicos, como en el mundo empresarial — son imprescindibles.
Por ejemplo: los directores de grandes compañías que implantan eficiencia energética, las entidades privadas que lideran innovación, los responsables de infraestructuras que adoptan criterios sostenibles. Su compromiso multiplica el impacto que puede tener la administración pública.
¿La adopción de tecnologías ha mejorado la posición y el impacto de su organización en sostenibilidad?
Sí — la adopción de tecnologías ha sido un factor decisivo para mejorar tanto la posición como el impacto del Ayuntamiento de Madrid en materia de sostenibilidad. Algunos ejemplos:
- Incorporación de sensores de calidad del aire y de datos para monitorizar emisiones y contaminación atmosférica, lo que permite tomar decisiones más acertadas.
- Uso de plataformas digitales de movilidad, análisis de tráfico, gestión de flotas municipales más eficientes energéticamente.
- Tecnología aplicada a urbanismo, uso de materiales sostenibles, sistemas de iluminación eficiente, infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos.
Esto no solo mejora nuestro impacto real (menos emisiones, mejor calidad ambiental, movilidad más sostenible) sino también nuestra posición como ciudad comprometida y moderna, lo que genera atracción para inversión, talento y ciudadanía. En ese sentido, estamos construyendo una Madrid más competitiva, resiliente y sostenible.
En 2030, ¿cómo le gustaría ver a España en términos de competitividad y sostenibilidad energética? ¿Qué rol deberían tener las empresas y las instituciones en alcanzar este objetivo?
Para 2030 me gustaría ver a España como un país referente en Europa por su sostenibilidad energética y competitividad, caracterizado por:
- Una economía descarbonizada, con un mix energético mayoritariamente renovable, eficiencia energética generalizada en los edificios, transporte y la industria.
- Ciudades que funcionan con movilidad limpia, interconectadas, donde la calidad del aire y la eficiencia de recursos son ventajas competitivas.
- Empresas que operan globalmente desde España, con modelos de negocio verdes, producción competitiva, tecnologías exportables y estándares de eficiencia elevados.
- Instituciones públicas que lideran la transformación, favoreciendo la innovación, creando el marco regulatorio adecuado, facilitando la financiación, adaptándose de forma ágil a los retos.
Respecto al rol de cada actor:
- Instituciones públicas: fijar la estrategia nacional y local, legislar para favorecer la eficiencia energética, invertir en infraestructuras, facilitar la transición justa, coordinar políticas entre niveles de gobierno.
- Empresas privadas: asumir la sostenibilidad como parte central del modelo de negocio, innovar (tecnologías limpias, economía circular), competir internacionalmente desde la eficiencia y robustez verde, colaborar con lo público en proyectos estratégicos.
- Colaboración público‑privada: para alcanzar 2030 hay que movilizar capital, tecnología y talento de los dos sectores unidos.
En ese escenario, España no solo habría cumplido objetivos de sostenibilidad, sino que habría convertido la transición energética en una ventaja competitiva de futuro.
¿De qué manera la tecnología y la automatización de base tecnológica están impulsando la eficiencia energética en el sector industrial y de movilidad?
La tecnología y la automatización tienen un impacto muy significativo tanto en el sector industrial como en el de movilidad, y desde el Ayuntamiento de Madrid lo vemos como una palanca clave para la eficiencia energética. Algunas formas concretas:
- En movilidad: tecnologías de control, conectividad, sensores, sistemas de gestión de flotas automatizados permiten optimizar rutas, reducir los tiempos muertos, disminuir consumos energéticos del transporte público o compartido. Por ejemplo, la app Madrid Mobility 360 integra modos de transporte, datos en tiempo real, lo que facilita una movilidad más eficiente.
- En industria: la automatización de procesos, mantenimiento predictivo, inteligencia artificial para optimizar consumos eléctricos, producción más flexible, permiten disminuir el consumo energético por unidad producida, reducir pérdida de recursos y mejorar la rentabilidad energética.
- Integración movilidad‑industria: la empresa que moviliza mercancías o personal puede usar vehículos conectados, logística optimizada, infraestructura de recarga inteligente, lo cual reduce la huella energética de transporte y mejora eficiencia global.
- Desde la Administración local, impulsamos marcos normativos, incentivos, ayudas para que las empresas industriales adopten tecnologías de eficiencia energética y para que la movilidad en la ciudad sea más automatizada, conectada y menos energética.
En resumen: tecnología + automatización = reducción de consumos, mayor eficiencia, menor energía desperdiciada, mejor gestión de recursos, lo cual es consonante con nuestro compromiso de movilidad y eficiencia urbana.
¿Qué tendencias considera clave para avanzar en la sostenibilidad y reducción de emisiones en movilidad? ¿Cómo afectan estas tecnologías a la competitividad?
Algunas tendencias clave que identifico, desde el punto de vista del Ayuntamiento de Madrid, son:
- Electromovilidad: la transición a vehículos eléctricos, tanto en transporte público como en flotas privadas, es esencial para reducir emisiones de CO₂ y contaminantes locales. Dentro de Madrid 360 se promueve la electromovilidad.
- Movilidad compartida / MaaS (Mobility as a Service): sistemas que integran distintos modos (bus, metro, bicicletas, coche compartido) en plataformas inteligentes – por ejemplo Madrid Mobility 360. Esto reduce el uso del vehículo privado, mejora la ocupación, eficiencia de los desplazamientos.
- Inteligencia, conectividad e IoT en movilidad urbana: vehículos conectados, datos en tiempo real, plataformas digitales que optimizan operaciones, estiman demanda, evitan congestión. Esto mejora la eficiencia energética de la movilidad y reduce tiempos y emisiones.
- Logística urbana sostenible: reparto de mercancías con vehículos de bajas emisiones, rutas optimizadas, hubs urbanos, lo que reduce emisiones en transporte de mercancías y mejora la eficiencia de la ciudad.
- Ciudades de “15 minutos” / proximidad: modelo urbano donde el acceso a servicios se produce a pie, en bici o en transporte público eficiente, lo cual reduce la necesidad del vehículo privado y su consumo asociado.
Estas tecnologías afectan directamente a la competitividad:
- Las ciudades que adopten estos modelos logran una mejor calidad de vida, atraen talento, inversión y empresas que valoran sostenibilidad.
- Las empresas de movilidad o logística que integren estas tendencias podrán reducir costes operativos (menos combustible, menos mantenimiento), mejorar tiempos de entrega, reducir emisiones — lo que les aporta ventaja frente a competidores.
- A nivel industrial y urbano, la adopción temprana de estas tecnologías puede posicionar a Madrid como un hub de innovación en movilidad sostenible, lo que refuerza su atractivo económico.
- Paralelamente, la regulación y los incentivos públicos (como en Madrid) hacen que quienes no se adapten pierdan competitividad, enfrenten costes adicionales o restricciones de acceso urbano (como zonas de bajas emisiones).
En definitiva, estas tendencias no solo son ambientales sino también una fuente de ventaja competitiva para la ciudad, las empresas y la industria.
¿Cómo afronta el sector industrial la descarbonización? ¿Cuáles son las barreras principales para implantar procesos más sostenibles?
Desde el Ayuntamiento de Madrid observamos lo siguiente:
Cómo afronta el sector industrial la descarbonización:
- Muchas industrias están implementando programas de eficiencia energética, cambio de combustibles fósiles a energías renovables, electrificación de procesos, incorporación de sistemas automatizados que reducen consumo energético.
- Las industrias también colaboran con la administración local para adaptar sus instalaciones a los requisitos de la estrategia Madrid 360, que contempla eficiencia, movilidad, calidad del aire.
- Algunas empresas participan en procesos de “renovación tecnológica” para anticipar regulaciones, reducir riesgos de obsolescencia y acceder a financiación verde.
- En movilidad industrial (flotas, logística), hay un cambio hacia vehículos eléctricos o híbridos, optimización de rutas, mayor integración de datos.
Barreras principales del sector industrial
- Coste de inversión inicial elevado: modernizar instalaciones, adoptar tecnologías de bajo carbono, renovar flotas industriales tiene un coste significativo, y la rentabilidad puede verse diluida en el corto plazo.
- Estructura regulatoria / incentivos: si bien el Ayuntamiento de Madrid impulsa medidas, algunas industrias consideran que la velocidad y claridad de los marcos regulatorios aún son insuficientes para planificar con certeza sus inversiones.
- Infraestructura existente: muchas instalaciones industriales están diseñadas para combustibles fósiles, infraestructuras antiguas que requieren una transformación profunda o incluso reconstrucción.
- Acceso a capital / financiación: las empresas necesitan apoyar sus inversiones con financiación asequible, lo cual no siempre es sencillo, especialmente para pymes.
- Gestión del cambio cultural y de procesos: no basta con tecnología, es necesario adaptar procesos operativos, formar al personal, cambiar mentalidades hacia modelos más sostenibles.
- Coordinación entre movilidad, urbanismo, industria y administración: por ejemplo, integrar logística urbana sostenible con zonas de bajas emisiones, accesos, flotas eléctricas, infraestructuras de recarga. En Madrid, la movilidad sostenible, las zonas de bajas emisiones y la industria deben colaborar.
- Adaptación al cambio veloz: tecnologías emergentes evolucionan rápido, por lo que la obsolescencia de inversiones es una preocupación, lo cual genera prudencia en algunas empresas.
En resumen: el sector industrial está en proceso de transformación hacia la descarbonización, apoyado por políticas municipales como Madrid 360, pero enfrenta barreras de inversión, infraestructura, cultura, regulación y coordinación que debemos abordar para acelerar este cambio.
¿Qué impacto tienen las tecnologías de smart cities en la mejora de la sostenibilidad urbana? ¿Cuáles son los principales retos para las administraciones públicas?
Las tecnologías de “smart cities” o ciudades inteligentes tienen un impacto relevante en la mejora de la sostenibilidad urbana, por varios motivos:
- Permiten una gestión más eficiente de los recursos urbanos (agua, energía, residuos, movilidad, iluminación) gracias al uso de sensores, plataformas de datos, sistemas de control en tiempo real. Esto se traduce en una reducción de consumos, emisiones y mejoras en la calidad ambiental. Por ejemplo, en la estrategia Madrid 360 se integran medidas que combinan movilidad, calidad del aire y urbanismo para hacer la ciudad más sostenible.
- Favorecen la movilidad inteligente, integrando diversos modos de transporte, datos, interoperabilidad y reduciendo la dependencia del vehículo privado, lo cual reduce emisiones y mejora la eficiencia urbana. Como ha señalado Carabante: “El deber de la ciudad pasa por integrar todos los modos de transporte a través de la tecnología y la digitalización.”
- Mejoran la participación ciudadana y transparencia mediante plataformas digitales, lo que permite que los ciudadanos reciban información sobre calidad del aire, movilidad, servicios, y participen en decisiones que afectan su entorno urbano.
- Contribuyen a la resiliencia urbana, es decir, la capacidad de la ciudad para adaptarse a eventos extremos (climáticos, sanitarios, de movilidad) gracias a la monitorización, predicción y respuesta ágil que habilitan las tecnologías inteligentes.
Sin embargo, para las administraciones públicas —como la del Ayuntamiento de Madrid— los retos principales son:
- Integración y coordinación tecnológica: hay múltiples sistemas, plataformas, datos que muchas veces no están integrados entre sí o entre administraciones, lo que limita el aprovechamiento de la información.
- Inversión y financiación: desplegar sensores, plataformas de datos, redes de telecomunicación, infraestructuras de movilidad inteligente exige recursos importantes y plantea preguntas sobre retorno de inversión, modelo de financiación y sostenibilidad económica.
- Protección de datos, ciberseguridad y privacidad: el uso masivo de datos ciudadanos y urbanos exige garantizar la privacidad, la seguridad de la infraestructura, la interoperabilidad y la confianza.
- Cambio institucional y cultural: no basta con instalar tecnología; los procesos internos, la organización municipal, la formación del personal, la colaboración interdepartamental deben adaptarse al paradigma de ciudad inteligente.
- Equidad territorial y social: asegurar que las tecnologías de smart cities no generen brechas (“ciudades inteligentes” solo en los barrios más favorecidos) sino que beneficien a todos los distritos. En Madrid, la estrategia Madrid 360 contempla actuaciones en los 21 distritos.
- Regulación y normativa: muchas veces los marcos normativos están diseñados para el modelo tradicional de ciudad, no para la ciudad digital/inteligente, por lo que es necesario adaptarlos o crear nuevos para facilitar innovación sin generar barreras.
- Escalabilidad y mantenimiento: desplegar pilotos es relativamente sencillo, pero escalarlos, mantenerlos, conectar con el tejido urbano existente y asegurar que sean sostenibles en el medio‑largo plazo es un reto significativo.
En resumen: las tecnologías de smart cities son un activo clave para la sostenibilidad urbana —y están muy alineadas con la estrategia Madrid360 —, pero requieren un acompañamiento institucional sólido, inversión, gobernanza adecuada y visión de ciudad para que cumplan su promesa.
¿Cómo están adoptando los territorios inteligentes las tecnologías para mejorar la sostenibilidad y la calidad de vida de los ciudadanos?
Desde la perspectiva del Ayuntamiento de Madrid, “territorios inteligentes” —que no solo la “ciudad centro” sino también los distritos, barrios y su entorno metropolitano— están adoptando tecnologías con estos fines:
- El modelo Madrid 360 contempla actuaciones a escala de toda la ciudad (los 21 distritos) para reducir emisiones, mejorar calidad del aire, fomentar movilidad sostenible y renovar el parque mobiliario urbano.
- Se han lanzado planes de ayudas como Cambia 360, que financian puntos de recarga para vehículos eléctricos, renovación de climatización y calderas, ayudas para taxis, vehículos de mercancías, etc. Esto contribuye directamente a la sostenibilidad del territorio.
- Desde el punto de vista de la calidad de vida del ciudadano: menos emisiones, mejor calidad del aire, zonas de bajas emisiones y movilidad activa (a pie, bicicleta) hacen que los barrios sean más habitables. Por ejemplo, la implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE) en Madrid mejora la salud urbana.
- El uso de plataformas digitales municipales para trámites, servicios ciudadanos, datos abiertos, junto con infraestructura urbana inteligente, permite una experiencia más fluida para la ciudadanía, reduce la burocracia, favorece la participación y la transparencia.
Estos ejemplos demuestran cómo un territorio inteligente adopta tecnología, datos y servicios para generar un entorno urbano más sostenible, eficiente y de mayor calidad para los ciudadanos.
¿Cree que las soluciones de eGovernment pueden contribuir a la eficiencia energética? ¿De qué forma?
Sí, las soluciones de eGovernment (gobierno electrónico) pueden contribuir de forma directa e indirecta a la eficiencia energética en las ciudades y territorios, y por tanto también en el ámbito de una ciudad como Madrid conforme a la línea de Almeida y Carabante.
Formas en que pueden contribuir:
- Simplificación de trámites y digitalización de procesos municipales, lo que reduce la necesidad de desplazamientos físicos (ciudadano‑administración) y el consumo energético asociado al transporte, a los edificios administrativos y al uso de papel/formulario convencionales.
- Monitorización y gestión más eficiente de los edificios públicos, infraestructuras municipales y servicios: mediante plataformas digitales de eGovernment pueden integrarse sistemas de mantenimiento, control de consumos energéticos, sensores de climatización e iluminación, de modo que los edificios municipales sean más eficientes.
- Facilitar la interoperabilidad de datos (datos abiertos, portales ciudadanos) que permiten obtener información de consumo, mapas de calor, calidad del aire, movilidad y gestionar la ciudad de forma más inteligente, optimizando recursos y reduciendo el derroche.
- Participación ciudadana digital: plataformas de gobierno abierto permiten que los ciudadanos participen en políticas de eficiencia energética, denuncien consumos excesivos, propongan mejoras, lo que genera mayor conciencia y presión hacia la eficiencia.
- Contratación pública digital y verde: soluciones de eGovernment pueden integrar criterios de sostenibilidad y eficiencia energética en los contratos públicos, pliegos y adjudicaciones, asegurando que los proveedores municipales adopten estándares de eficiencia energética.
- Gestión del consumo energético de la flota municipal, alumbrado público, movilidad urbana: mediante plataformas digitales del Ayuntamiento se puede optimizar rutas, horarios, iluminación inteligente, lo cual se gestiona a través de soluciones de eGovernment.
En resumen: el gobierno electrónico no es solo una cuestión de administración digital, sino una palanca operativa para la eficiencia energética, para reducir consumos, mejorar servicios públicos, optimizar recursos y hacer la ciudad más sostenible.











