¿Qué papel juega la tecnología en conseguir centros de datos más eficientes energéticamente hablando? ¿Cuáles considera son las tendencias de más relevancia en este ámbito?
Sin duda alguna, creo que juega un papel tan fundamental que, de hecho, sin tecnología no podríamos ni hablar de eficiencia energética. Hace 10 o 15 años, un centro de datos típico tenía un PUE de 2, claramente ineficiente; ahora, gracias a la tecnología y las mejores prácticas que se han puesto en marcha el sector. Dicho esto, también tengo muy claro que todavía queda mucho camino por recorrer.
Tecnologías relevantes son las que ayudan a generar grandes ahorros con la menor infraestructura posible y a mayor temperatura, o las que permiten alcanzar grandes cantidades de carga (100kW por rack). Pero un avance que creo será aún más clave son las microgrids, que coordinan recursos energéticos distribuidos (DER) como la generación renovable onsite, el vehículo eléctrico, las celdas de combustible o el almacenamiento de energía y, de esta manera, mejoran la fiabilidad y disponibilidad de la red. Pero, además, también reducen los costes de energía y las emisiones de CO2 de las instalaciones al maximizar, por ejemplo, el consumo de energía renovable. Y, por supuesto, los último en celdas de MT sostenibles, como nuestra gama SM AirSeT, sin SF6. Esta nueva tecnología no solo evita el uso de este gas, con un importante potencial de efecto invernadero, sustituyéndolo por aire puro y tecnología de corte en vacío; si no que además aprovechan la conectividad y las capacidades digitales para aportar aún más eficiencia y seguridad a la energía en los centros de datos.
¿Considera estratégica la necesidad de reducir el consumo energético entre las empresas del sector de centros de datos? ¿Se han marcado una Plan con objetivos y tiempos para mejorar la Eficiencia Energética?
Por supuesto, es fundamental para avanzar en sostenibilidad. Los centros de datos deben reducir las emisiones de carbono de Alcance 1, que se generan directamente a partir de las operaciones, y los gases de efecto invernadero de Alcance 2, que son el resultado de la producción de electricidad que se compra y consume. Sin embargo, se pueden lograr incluso más eficiencias al enfocarse en las emisiones de Alcance 3 que se generan a partir de partners y proveedores, es decir, de la cadena de valor, que a menudo superan la suma de las emisiones de Alcance 1 y 2. Se trata de formar un ecosistema de sostenibilidad, con una perspectiva más amplia.
En cuanto a los planes de futuro, cabe mencionar que el sector ha establecido un pacto con el objetivo de conseguir la neutralidad de emisiones de CO₂ en los centros de datos en el año 2030: el Pacto de Centros de Datos Climáticamente Neutros. Se trata del primer compromiso de esta industria alineado con el Pacto Verde Europeo, y ha sido firmado por 17 asociaciones y 25 empresas europeas.
Que las empresas inviertan en la eficiencia de sus instalaciones, no solo les permitirá reducir costes, sino ganar una auténtica ventaja competitiva. De hecho, ya son muchos los líderes del sector que están actualizando sus objetivos en este sentido, como Microsoft, que quiere ser carbono negativo para 2030 y, recientemente, hizo una prueba de concepto en la que utilizó celdas de combustible de hidrógeno para alimentar una fila de servidores durante 48 horas seguidas, o Switch y Capital Dynamics que se han asociado para impulsar el proyecto de baterías y energía solar Gigawatt 1 en Nevada.
Quién considera está impulsando más la adopción de estas tecnologías: ¿Gobierno, proveedores de tecnología, empresas usuarias…? ¿Cuáles son las principales barreras?
Impulsar su adopción es cosa de todos. Empresas, fabricantes, clientes, administraciones… todos debemos avanzar en la misma dirección porque el objetivo es común. En el caso de las energías renovables, por ejemplo, las empresas del sector cada vez están más concienciadas, pero si queremos alcanzar el objetivo que se ha marcado España, que en 2030 el 70% de la electricidad sea de origen renovable, esto no es suficiente. El Gobierno debe facilitarlo y en este sentido, estamos viendo avances. Ya existe la normativa que permite este tipo de instalaciones y, concretamente, la energía fotovoltaica está evolucionando muchísimo, pero todavía quedan flecos por resolver. El problema es el almacenamiento de la energía y la variabilidad de las energías renovables, que aún no resulta posible resolver por el elevado coste de las baterías.
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico y de centros de datos?
De uno de los principales ya hemos hablado, que es el incremento del volumen de datos que los centros de datos tendrán que procesar – el aumento del IoT, de los usuarios conectados, del streaming de vídeo, etc. -, que impulsará un consumo de energía ya de por sí intensivo, con el impacto que esto puede tener en los costes de la instalación y en su impacto en el medioambiente. Y, por supuesto, el precio de la electricidad que se prevé que aumente.
Otra barrera es la rapidez de implementación de los proyectos de centros de datos, algo que preocupa mucho a los proveedores de Colocación y a los gigantes de Internet. Existe una cierta descoordinación entre la velocidad a la que avanza la infraestructura eléctrica, competencia de Red Eléctrica, y los tiempos de implementación que prevén los proyectos. Para casar ambos extremos, es importante que participe todo el ecosistema. Que haya mesas de trabajo y debate, que se definan zonas de interés nacional y contar con un plan estratégico que involucre a todos los actores para hacer de Madrid un Hub europeo.
Para resolver estos problemas, las empresas del sector están empezando a realizar una gestión de la energía más estratégica. Modificando su mix de consumo de energía o incorporando tecnología basada en datos para reducir sus costes y tener la visibilidad necesaria para entender mejor su consumo.
En este sentido, ¿Qué acciones desarrolladas recientemente por su organización considera más relevantes en materia de Eficiencia Energética? ¿Qué papel han tenido las TIC?
El centro de nuestra estrategia se basa en la sostenibilidad. En Schneider Electric ya llevamos mucho tiempo integrando todo el ecosistema en este sentido, y seguimos aumentando el nivel de exigencia tanto para nosotros mismos como para nuestros clientes y partners. Creamos nuestro primer barómetro de sostenibilidad en el año 2005, siendo pioneros a la hora de adoptar importantes compromisos ESG, y los aumentamos de forma periódica. Promovemos los ODS de las Naciones Unidas, trabajando especialmente en los ODS 7 (Energía limpia y asequible), 9 (Industria, Innovación e Infraestructura), 12 (Producción y consumo responsable), 13 (acción climática) y 17 (Partnerships). En este sentido, uno de nuestros objetivos más ambiciosos es lograr la neutralidad del carbono en nuestras operaciones para el 2025 y contar con emisiones netas de CO2 cero para el 2030 (sin compensaciones). Esto se está logrando gracias a un amplio conjunto de iniciativos para optimizar la eficiencia energética en todas nuestras operaciones, la electrificación de nuestros procesos y el suministro de energía renovable, entre muchas otras iniciativas. Además, queremos alcanzar en 2030 el 100% de electricidad con energías renovables (conforme a nuestro compromiso con la iniciativa RE100). Asimismo, vamos a invertir 10.000 millones de euros en I+D sostenible.
En cuanto al papel del IT, en nuestra opinión es algo que va totalmente de la mano con la sostenibilidad. Sin las últimas tecnologías, no podríamos estar hablando de eficiencia energética. Pongamos como ejemplo hardwares más eficientes, como SAIs y unidades de refrigeración o celdas de MT sostenibles, y plataformas de software que permite tener visibilidad, monitorizar y gestionar la energía del centro, información con la que los gestores pueden trabajar para avanzar hacia sus objetivos de sostenibilidad.