Articulo
16 julio 2019

Impacto de la iluminación Smart en los edificios

Actualmente, la irrupción de la tecnología que se incorpora en todos los aspectos de nuestras vidas es Internet; y la iluminación no podía ser de otra manera. Todo se conecta (IoT), y todo empieza a ser inteligente (Smartm aunque diría que en más que inteligente, son cosas listas). Teniendo en cuenta que la iluminación artificial acompaña al hombre desde el inicio de los tiempos, la incorporación de las ventajas de internet era cuestión de tiempo. Ya no solo nos dedicamos a iluminar, sino a aportar información. Datos.

Durante muchos años, el arte de iluminar (particularmente en España)  se basaba en dos cosas: aparatos bonitos y que den la mayor cantidad de luz posible. Cuanto más, mejor. Y en España nos encantan las modas. Por esto se entiende que desde la invención de la lámpara halógena (por ejemplo), se plagasen los edificios (especialmente las casas, los hoteles, los lugares de pública concurrencia) de aros halógenos hasta extremos exagerados. Cuando los consumos (elevadísimos) no permitían tal derroche energético (ni sus instalaciones), los tubos fluorescentes fueron una alternativa muy popular, especialmente en las oficinas. Todos recordamos oficinas en las que las salas de trabajo estaban llenas de tubos fluorescentes (a veces parpadeando,  veces con distintas temperaturas de color mezcladas), pero la sala de reuniones o la de Presidencia iluminada con muchos halógenos.

Todo esto cambia alrededor del año 2010. Confluyen una serie de factores que revolucionan la iluminación, tanto como los 30 años anteriores. Por un lado, la eficiencia energética ya no es solo una moda ‘ecofriendly’, sino que pasa a ser una necesidad económica real (proyectos de iluminación en los que aparecen conceptos como Pay Back, ROI). Por otro lado, una tecnología hasta entonces en desuso como el LED, se hace y ‘blanca’ (anteriormente el LED solo era de color rojo, con lo que no se podía aplicar para la iluminación general). Esto revoluciona la iluminación al mejorar a su vez la calidad de la luz, reducir el tamaño de las fuentes de luz, y hasta un 80% su eficiencia energética, y sobre todo, una reducción radical de su coste.

Actualmente, la irrupción de la tecnología que se incorpora en todos los aspectos de nuestras vidas es Internet; y la iluminación no podía ser de otra manera. Todo se conecta (IoT), y todo empieza a ser inteligente (Smartm aunque diría que en más que inteligente, son cosas listas). Teniendo en cuenta que la iluminación artificial acompaña al hombre desde el inicio de los tiempos, la incorporación de las ventajas de internet era cuestión de tiempo. Ya no solo nos dedicamos a iluminar, sino a aportar información. Datos. Datos que nos permiten tomar decisiones, o que incluso las tomen por nosotros en función de nuestras necesidades. Decisiones sobre qué áreas iluminar, cuándo, en qué cantidad, dónde… Los sistemas Smart aprenden a conocer al usuario y sus hábitos. Hábitos de trabajo, de desplazamiento, de uso de las instalaciones.. y nos puede ayudar. A encender las zonas que usaremos, a indicarnos dónde están las cosas (rutas logísticas en almacenes, por ejemplo), o incluso a variar la temperatura de color para que se asemeje a la luz del día a medida que éste evolucione.

Al igual que un teléfono móvil ya no solo sirve para llamar, los aparatos de alumbrado ya no solo sirven para iluminar. Y esto no ha hecho más que empezar….

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Eduardo Fuentes
Country Manager de Sylvania