Durante años, las utilities han acumulado compromisos climáticos, modernizaciones tecnológicas y planes de eficiencia. Hoy, esa hoja de ruta empieza a tomar forma con herramientas que permiten traducir las grandes palabras en resultados medibles. En el tercer panel del Foro Tendencias organizado por enerTIC, quedó claro que las soluciones digitales ya no son un piloto, ni una promesa: son una palanca real para avanzar en sostenibilidad operativa, resiliencia y rentabilidad.
Lo más significativo no fue el despliegue de tecnologías, sino el nivel de madurez con el que se están aplicando. Desde plataformas que convierten la inspección de infraestructuras en un proceso digital y autónomo, hasta algoritmos que cruzan modelos de mantenimiento con criterios financieros y de fiabilidad, las compañías energéticas y tecnológicas han pasado de hablar de transformación digital a implementarla con foco y escala.
Uno de los conceptos que atravesó el panel fue el de control inteligente del territorio. Ya no se trata solo de recoger datos, también de convertirlos en decisiones de alto impacto: cuándo intervenir, dónde invertir, cómo priorizar. Para ello, muchas utilities están adoptando soluciones que combinan telegestión, digital twins, imágenes satelitales, algoritmos predictivos o robótica autónoma. Todo con un objetivo común: anticiparse. A una avería. A un fallo. A un incendio. Al crecimiento descontrolado de vegetación. A la irrupción de nuevas formas de consumo.
Este cambio no puede sostenerse sin una arquitectura digital que combine interoperabilidad, escalabilidad y eficiencia energética. La twin transition —digital y sostenible— exige que cada nuevo servicio no solo funcione bien, sino que consuma menos energía, se pueda desplegar rápido y esté preparado para integrar nuevas capas de inteligencia. Por eso crecen las soluciones low-code, los desarrollos visuales, los entornos modulares y los algoritmos que optimizan no solo la infraestructura, sino el proceso de desarrollo.
También crece, de forma paralela, la conciencia del impacto energético del propio software. Los centros de datos que entrenan modelos de IA son cada vez más intensivos en consumo, lo que ha llevado a algunas tecnológicas a rediseñar sus plataformas bajo principios de eficiencia por diseño, compensación de emisiones o acuerdos con proveedores cloud carbono-neutrales. La sostenibilidad ya no se persigue solo desde la industria. También desde el código.
Y, aunque las tecnologías son variadas —IA, Big Data, robótica, analítica, computación cuántica, visión artificial—, lo que realmente diferencia a las soluciones más avanzadas es que están pensadas para integrarse con lo que ya existe, no para reemplazarlo. En el entorno de las utilities, donde conviven sistemas antiguos con nuevos modelos de red, esto es clave: lo digital no puede ser una ruptura, tiene que ser una evolución.
Al final, lo que mostró este panel fue que muchas de las piezas del futuro energético —resiliente, conectado, eficiente— ya están aquí. No todas están desplegadas, ni todas están maduras, pero sí lo suficiente como para cambiar la manera en que las utilities operan y toman decisiones. Y ese cambio ya se nota.