En primer lugar la concienciación social de respeto por el medio ambiente. También la voluntad política, que se traduce en regulaciones mucho más exigentes.
Por último unos mercados de capitales que financiarán exclusivamente a empresas sostenibles y socialmente responsables.
Las empresas energéticas estamos apostando por este cambio. Tenemos las capacidades para ejecutar grandes inversiones en el desarrollo de generación renovable, pero también por el desarrollo de tecnologías de almacenamiento, de gases renovables o de hidrógeno verde.
El desarrollo de estas nuevas tecnologías nos permitirá completar la matriz energética con fiabilidad y eficiencia, preservando el medio ambiente, a la vez que creará riqueza y empleos de alta cualificación.
Por otra parte las redes se están transformando a un nuevo modelo donde la generación distribuida o la electromovilidad cambian la morfología y complejidad de la propia red, y donde la digitalización se convierte en imprescindible para permitir un suministro seguro y eficiente para nuestros clientes.
Estamos en un momento apasionante, el cambio es constante y cada vez más rápido, la transición energética creará muchas oportunidades, pero sobre todo nos permitirá vivir en un mundo mejor.