En este camino hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética hay algunos elementos imprescindibles que debemos incorporar, como la introducción de tecnologías de smart cities y la digitalización de los procesos administrativos. Es necesario poder medir y analizar nuestro impacto de una forma global, incluyendo todos los elementos en la ecuación energética. Y también, no menos importante, es necesario caminar junto a la ciudadanía, proporcionándole una Administración más cercana, trabajando para reducir la brecha digital y facilitando información relevante para que todas las personas y las entidades de la ciudad puedan desarrollar sus propias estrategias de eficiencia energética en su ámbito de vida. Solo así lograremos alcanzar las metas de sostenibilidad que nos hemos propuesto.
¿Qué proyecto reciente de su organización considera más innovador en eficiencia energética? ¿Qué papel desempeñaron las tecnologías y la colaboración entre sectores en su éxito?
Contamos con un proyecto de referencia en este ámbito, que es LUCE Laboratorio Urbano. Se trata de un dispositivo de innovación social que está incluido en el contrato de servicios energéticos LUCE Gijón, firmado hace unos años y cuya empresa adjudicataria resultó ACCIONA, que nos permitió unificar los suministros energéticos del Ayuntamiento y disponer de una visión global de nuestro impacto como organización. Este contrato nos ha permitido hacer una gran inversión en la ciudad, sin coste alguno para la ciudadanía y sin encarecer nuestra factura energética.
LUCE Laboratorio urbano, entre otras muchas cosas, nos ha facilitado un contacto directo con la sociedad gijonesa, desde la óptica de la innovación pero también desde el punto de vista energético. Este contacto nos ha permitido conocer cómo percibe la ciudadanía el gasto energético del propio Ayuntamiento en alumbrado público y en sus instalaciones, y qué mejoras podemos introducir para reducir aún más los consumos y mejorar la calidad de vida de nuestra ciudadanía.
En ese punto vimos clara la necesidad de crear la Oficina Municipal de la Energía, como refuerzo de las actuaciones anteriores. Con la Oficina queremos devolver a la ciudadanía las lecciones aprendidas sobre cómo hacer un consumo energético responsable e involucrar más a las personas en este objetivo, ayudándolas a interpretar una factura de luz o de gas, mostrándoles las estrategias pueden seguir para reducir el consumo en sus hogares, comercios o empresas, y ampliando su conocimiento sobre cómo funcionan las comercializadoras, cuáles son las diferentes tarifas energéticas, cómo pueden producir o consumir energía de fuentes renovables , etc. A pesar de que esta Oficina Municipal de la Energía ha cumplido solo un año, ya ha demostrado su importancia y ha aportado una información muy valiosa a nuestra ciudadanía, recibiendo una valoración muy alta por parte de las personas usuarias.
¿La adopción de tecnologías ha mejorado la posición y el impacto de su organización en sostenibilidad?
Por supuesto. No hubiésemos logrado avanzar hacia nuestros objetivos sin la tecnología adecuada para conocer y controlar en tiempo real la gestión energética del Ayuntamiento de Gijón. Como es bien sabido, sin medir no se puede mejorar. Esta es una condición necesaria que nos ha permitido analizar dónde estábamos gastando más energía de la necesaria y cómo podíamos mejorar nuestra huella e impacto medioambiental.
La tecnología es una condición necesaria para el avance, sin ella no podríamos haber alcanzado el conocimiento y la visión global de nuestro perfil energético como organización, que nos permite llevar a cabo una mejor gestión, una toma de decisiones más profunda y una reducción de los consumos, sin mermar el confort de las instalaciones del Ayuntamiento ni las condiciones de iluminación en toda la ciudad.
Tecnología y sostenibilidad es un binomio que debe de ir siempre unido, el principal reto es el de mantener, aumentar y mejorar la infraestructura de servicios, pero sin que ello suponga un mayor consumo de recursos. Se debe aplicar la tecnología de forma intensiva, pero siempre con el objetivo de avanzar en algún aspecto concreto: mejora energética, mejora del confort ciudadano, mejora de la seguridad, etc.
¿Qué impacto tienen las tecnologías de smart cities en la mejora de la sostenibilidad urbana? ¿Cuáles son los principales retos para las administraciones públicas?
Disponemos de una red mallada de comunicaciones IoT que cubre todo el territorio municipal, a la que están conectados un gran número de sensores que miden, entre otras, las variables ambientales de nuestros edificios e instalaciones. Los datos que generan estos sensores se cargan de forma automatizada en nuestra plataforma de ciudad y allí se traducen en esa visión global que nos permite analizar la situación en tiempo real, ver por dónde podemos ajustar la factura energética y cerrar el círculo de la sostenibilidad, mejorando nuestro impacto ambiental.
Por lo tanto, la aplicación adecuada de tecnologías de smart cities es el elemento que nos ha permitido tener una visión global de la ciudad y del Ayuntamiento, desde el punto de vista energético, y a partir de ahí trabajar para aumentar la sostenibilidad del propio Ayuntamiento y hacer consumos más responsables. Las mismas tecnologías que nos permiten reducir nuestra huella de carbono nos ayudan también a medir esa reducción con una precisión muy alta, lo que da inicio a un ciclo de mejora continua e incremental, siempre con el objetivo de reducir el impacto ambiental de las operaciones y servicios del Ayuntamiento en su conjunto.
Creo que el principal reto para las Administraciones públicas que quieran avanzar por este camino es delimitar claramente sus objetivos y prioridades de actuación. Es necesario disponer de un instrumento de planificación que marque la hoja de ruta, preferiblemente si se ha elaborado de forma participativa y en colaboración con la ciudadanía, las empresas y las entidades de la ciudad. Una vez se hayan definido claramente los objetivos y los plazos, llega el momento de impulsar las acciones necesarias para alcanzarlos. En nuestra trayectoria hemos dispuesto de varios dispositivos de planificación a lo largo del tiempo, que han acabado confluyendo en nuestra Estrategia de Innovación aprobada en 2024, documento que marca la hoja de ruta para el Ayuntamiento a lo largo de los próximos años.
¿Cómo están adoptando los territorios inteligentes tecnologías para mejorar su sostenibilidad y calidad de vida de los ciudadanos?
En nuestro caso, las primeras medidas estuvieron orientadas a la obtención de datos sobre cómo se estaban gastando o consumiendo los recursos de la ciudad, para lo cual fue necesario llevar a cabo un gran despliegue de sensórica, conectada a nuestra red IoT, y poner en marcha nuestra plataforma de ciudad, que nos permite concentrar y analizar los datos. En este momento estamos ya en la fase de toma de decisiones, de pensar, a la vista de toda esta información, cuáles son las acciones más adecuadas para reducir los consumos, electricidad, gas natural, etc. Estas acciones se están llevando a cabo desde hace tiempo y ahora podemos analizar el feedback y evaluar los resultados; de hecho, ya hemos podido comprobar que algunas actuaciones han tenido un retorno muy bueno y otras, no tanto. Este proceso de aprendizaje nos aporta una mayor claridad sobre las prioridades de actuación.
¿Cuál será nuestro siguiente paso? Analizar dónde conviene aumentar la presencia de tecnología, que nos aporte información de buena calidad y nos permita mejorar nuestra sostenibilidad. Estamos en una dinámica de trabajo que nos lleva a la mejora continua: sensorizar, medir, analizar, realizar mejoras, evaluar las actuaciones y vuelta a empezar.
El impacto para la ciudadanía es directo y patente. Por ejemplo, hemos conseguido actualizar la red de alumbrado público a tecnología LED y desplegar la red IoT, sin aumentar la carga impositiva y sin que estas inversiones computen como deuda para al Ayuntamiento. Hemos garantizado por contrato que toda la electricidad que consumimos procede de fuentes renovables. A largo plazo, una vez queden amortizados los importes de la inversión inicial, el Ayuntamiento disfrutará de servicios más eficientes que supondrán un menor impacto ambiental y una reducción en el coste económico del consumo, todo ello gracias a la aplicación de tecnología y conocimiento a nuestra gestión.
Es en esa línea en la que debemos seguir trabajando, siempre con la vista puesta en la ciudadanía de Gijón, para ofrecer a nuestra población servicios públicos de mejor calidad y cada vez más eficientes y sostenibles.
¿Cree que las soluciones de eGovernment pueden contribuir a la eficiencia energética? ¿De qué forma?
Totalmente. La digitalización de las entidades públicas nos ha permitido mejorar la calidad de los servicios y acercarnos más a la ciudadanía, pero también aumentar la eficiencia energética de los procesos, analizados en su conjunto. Por ejemplo, cuando una organización reduce o suprime totalmente el uso de papel en la tramitación de los expedientes, se pone en evidencia un fuerte impacto económico y ambiental. Y muy especialmente, la administración electrónica tiene una fuerte incidencia en la disminución de los desplazamientos de la ciudadanía para realizar gestiones de forma presencial, lo que permite mantener una relación más ágil con la Administración y obtener un impacto sustancial si lo medimos en términos de eficiencia energética y reducción de emisiones contaminantes.
Es cierto que cuando se introducen la tecnologías de la información y la comunicación, cuando se adopta el modelo digital en la relación de la Administración con la ciudadanía, se ponen en evidencia determinadas barreras de acceso y se genera cierta resistencia al cambio en determinadas personas y colectivos. Es muy importante que desde la Administración mantengamos siempre esa atención a la diversidad de las personas y que actuemos permanentemente para reducir la brecha digital. Pero una vez que las personas y las entidades se van incorporando al modelo digital, las mejoras se hacen patentes: se facilita la relación continua con la ciudadanía y también se reducen notablemente los tiempos de respuesta. Los beneficios son claros para ambas partes, Administración y ciudadanía.
La digitalización conlleva también un proceso de simplificación de los trámites administrativos, que asimismo repercute en la disminución de los tiempos de tramitación y en una gestión más eficiente en términos de personal. Presentar una solicitud, una sugerencia o una queja, solicitar información pública, participar en la plataforma ciudadana, reservar plaza en una actividad deportiva o en un curso, etc., son tareas casi cotidianas para muchas personas, que antes suponían un cierto trastorno porque conllevaban la necesidad de desplazarse para poder hacer cada trámite, cuando ahora podemos completarlos todos desde nuestra casa o el lugar en que nos encontremos, en cuestión de horas o minutos. Esto tiene también, como decía antes, un impacto significativo en la eficiencia energética del proceso si lo analizamos de forma global.











