Reconoce que la economía europea está experimentando transformaciones sin precedentes en un contexto de grandes incertidumbres relacionadas con las perspectivas mundiales y de seguridad. La Comunicación confirma que esta evolución pone de relieve la necesidad de colaborar estrechamente con nuestros socios internacionales y de reforzar nuestro programa de crecimiento sostenible a largo plazo.
También tiene por objeto contribuir a los debates sobre el modelo europeo de crecimiento económico, que tendrán lugar en la reunión informal del Consejo Europeo de Jefes de Estado o de Gobierno de la próxima semana. Asimismo, establece las inversiones y reformas clave necesarias para alcanzar nuestros objetivos comunes y hace hincapié en la importancia de una acción coordinada por parte de todos los agentes pertinentes, incluidos la UE, los Estados miembros y el sector privado.
Inversiones y reformas en la base del modelo europeo de crecimiento
Existe un amplio consenso sobre las prioridades del modelo europeo de crecimiento económico. Esto incluye las transiciones ecológica y digital, así como la necesidad de mejorar la resiliencia económica y social de la Unión, y nuestra preparación ante perturbaciones. La transformación de nuestra economía es necesaria para salvaguardar la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos de la Unión, especialmente en el contexto actual de inestabilidad geopolítica y retos mundiales crecientes. Estos acontecimientos ponen de relieve la necesidad de intensificar nuestro programa de reformas y de reforzar la cooperación con nuestros socios internacionales en materia de retos comunes, con el fin de promover la paz y la estabilidad. El mercado único, la principal fuente de resiliencia de la Unión y su activo económico más valioso, será fundamental para alcanzar esos objetivos.
Esta transformación de la economía europea se basa en dos pilares igualmente importantes: inversiones y reformas. Las inversiones son fundamentales para un crecimiento sostenido y sostenible, así como un requisito previo para una transición verde y digital acelerada. Sin embargo, deben ir acompañadas de reformas para garantizar que todas las normas de la UE estén en consonancia con los objetivos clave de la UE, creen el contexto social y económico adecuado y generen incentivos para que los hogares y las empresas contribuyan plenamente a alcanzar aquellos.
Hacia una economía verde, digital y resiliente
La transición ecológica es una oportunidad para situar a Europa en una nueva senda de crecimiento sostenible e inclusivo. Además de luchar contra el cambio climático, contribuirá a reducir la factura energética y la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles, mejorando así la seguridad energética y de recursos de la Unión. Para cumplir el Pacto Verde Europeo, la UE necesita aumentar las inversiones anuales en unos 520 000 millones de euros al año en la próxima década, en comparación con la precedente. De estas inversiones adicionales, 390 000 millones de euros anuales corresponderían a la descarbonización de la economía, en particular en el sector de la energía, y 130 000 millones de euros, corresponderían a los demás objetivos medioambientales. Para que la transición ecológica tenga éxito, debe darse prioridad a las personas y hay que ocuparse de las que van a verse más afectadas. Con este fin, la Comisión ha situado la equidad en el centro de sus políticas en el marco del Pacto Verde Europeo, incluido el paquete «Objetivo 55».
La pandemia ha acelerado la transformación digital de nuestras sociedades y ha puesto de relieve la importancia de las tecnologías digitales para el futuro crecimiento económico de Europa. La Brújula Digital propuesta por la Comisión establece los objetivos digitales de la Unión para 2030. Para alcanzar estos objetivos, la UE debe intensificar las inversiones en tecnologías digitales clave, como la ciberseguridad, la computación en nube, la inteligencia artificial, los espacios de datos, la cadena de bloques y la computación cuántica, y los semiconductores, sin olvidar las capacidades pertinentes. Para fomentar la transición digital, una estimación de 2020 indica que hacen falta inversiones adicionales por valor de unos 125 000 millones de euros al año. Una transformación digital justa tiene el potencial de aumentar la innovación y la productividad de la economía de la UE, y de brindar nuevas oportunidades a las personas y las empresas. La transición digital también contribuirá a los objetivos ecológicos, con sinergias en muchos ámbitos de una economía circular inteligente.
Al mismo tiempo, la Unión debe abordar los riesgos y las incertidumbres, también en el contexto de la actual inestabilidad geopolítica. Si bien la mayoría de las empresas y la cadena de suministro demostraron un alto grado de resiliencia y adaptabilidad durante la pandemia, la crisis y la posterior recuperación han puesto de manifiesto una serie de puntos débiles en determinados ámbitos. Entre ellos figuran los cuellos de botella en la logística y la cadena de suministro, la escasez de mano de obra y de capacidades, las amenazas cibernéticas y los problemas de seguridad del suministro relacionados con sectores clave de la economía, como ocurre actualmente en el sector de la energía. Para seguir mejorando la ventaja tecnológica de Europa y apoyar su base industrial, la UE también tendrá que aumentar la inversión en las industrias europeas de la defensa y el espacio, y seguir reforzando nuestras capacidades de gestión de riesgos y respuesta de emergencia frente a futuras perturbaciones o pandemias.
Movilización de una actuación coordinada a todos los niveles
Tal como se indica en la Comunicación, para que las inversiones y reformas contribuyan plenamente a los objetivos prioritarios de la UE, es importante velar por una actuación coordinada por parte de todos los agentes pertinentes, a saber: autoridades públicas a nivel europeo, nacional y regional, y sector privado. De este modo, las medidas se reforzarán mutuamente, se evitarán divergencias entre los Estados miembros y se reforzará el mercado único.
Las inversiones necesarias para completar la doble transición y aumentar la resiliencia tendrán que proceder principalmente del sector privado. La UE y las autoridades nacionales deben garantizar un entorno empresarial favorable que atraiga las inversiones. Esto puede lograrse reforzando el mercado único, completando la unión bancaria y avanzando rápidamente en la unión de los mercados de capitales. Otras políticas transversales, tales como la fiscalidad, el comercio y la política de competencia, también deben seguir sosteniendo un entorno empresarial favorable de la Unión y contribuir a atraer inversiones para poder cumplir las prioridades políticas de la UE.
Aunque los fondos privados representarán la mayor parte de las inversiones, puede ser necesaria la intervención pública, por ejemplo, reduciendo el riesgo de proyectos innovadores o solventando las deficiencias del mercado. El apoyo público a escala nacional y de la UE debe estar bien orientado y estar destinado a atraer inversiones privadas. Las inversiones de la UE también constituyen una señal importante. El presupuesto de la UE y el instrumento de recuperación NextGenerationEU, por un importe conjunto de más de 2 billones de euros, son una gran arma a la hora de sostener el crecimiento a largo plazo. Gracias a las conversaciones sobre los planes nacionales, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) ha sido fundamental para alinear las prioridades nacionales y de la UE en materia de reformas e inversión en torno a un conjunto de objetivos comunes. En particular, el Reglamento del MRR exige que cada Estado miembro dedique al menos el 37 % de su asignación total de su plan de recuperación y resiliencia a objetivos climáticos y el 20 % a objetivos de digitalización. Sin embargo, estas inversiones y reformas, tanto a escala nacional como de la UE, tendrán que mantenerse a lo largo del tiempo para que podamos alcanzar nuestros objetivos.
La inversión pública y las reformas pueden contribuir positivamente a la sostenibilidad de la deuda, en la medida en que sean de alta calidad y sostengan el crecimiento. El éxito de las estrategias de reducción de la deuda debe centrarse en el saneamiento presupuestario, la calidad y la composición de las finanzas públicas y el fomento del crecimiento. La revisión en curso del marco europeo de gobernanza económica brinda una oportunidad para mejorar la eficacia de las normas presupuestarias de la UE y garantizar que desempeñen un papel adecuado a la hora de incentivar las políticas de inversión y reforma de los Estados miembros, en consonancia con nuestras prioridades comunes, salvaguardando al mismo tiempo unas finanzas públicas saneadas. A este respecto, será importante garantizar la coherencia entre la supervisión presupuestaria y la coordinación de la política económica y alinear las políticas de inversión y reforma en los Estados miembros, así como los objetivos nacionales y de la UE.
Garantizar una transformación económica justa e integradora
La transformación de la economía europea solo tendrá éxito si es justa e inclusiva, y si todos los ciudadanos pueden aprovechar los beneficios que ofrece la doble transición ecológica y digital. Es probable que los efectos en el bienestar de la digitalización y la descarbonización se repartan de forma desigual de no tomarse medidas de acompañamiento. La reasignación de mano de obra dentro de los sectores y entre ellos requerirá reformas e inversiones a gran escala en reconversión profesional y mejora de las capacidades. Será necesaria una respuesta política firme a todos los niveles para abordar eficazmente los retos sociales y de cohesión que tenemos ante nosotros.
Por lo tanto, el modelo europeo de crecimiento necesita una fuerte dimensión social que se centre en el empleo y las capacidades para el futuro y allane el camino a una transición justa e inclusiva. A escala de la UE, el pilar europeo de derechos sociales y el plan de acción asociado ofrecen un marco de acción coherente. El presupuesto de la UE y NextGenerationEU seguirán prestando apoyo para reducir las disparidades regionales y sociales, en particular a través de la política de cohesión, el Mecanismo para una Transición Justa, el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y, en el futuro, el Fondo Social para el Clima que se ha propuesto.
Alcanzar nuestros objetivos comunes requiere una visión a largo plazo y un método coordinado. Los ambiciosos objetivos ecológicos, digitales y de resiliencia que hemos fijado solo podrán alcanzarse mediante un esfuerzo sostenido en el que participen todos los agentes a nivel europeo, de los Estados miembros y del sector privado, con el fin común de construir un futuro justo e integrador para todos los europeos.