Se trata de un concepto que tiene sus raíces en la Industria 4.0, y que fue acuñado a principios de 2021 por la Comisión Europea, con la finalidad de abordar la transformación del modelo de desarrollo industrial, en base a criterios de sostenibilidad, resiliencia y el uso de tecnologías para adaptar el proceso productivo a las necesidades de los trabajadores.
Concretamente, y desde 2021, esta apuesta por la I+D+I a nivel tecnológico ha contribuido a impulsar el rediseño de entornos industriales, para lograr procesos productivos energéticamente más eficientes, robustos y flexibles ante situaciones adversas y, donde la tecnología esté al alcance de las personas.
Sin embargo, según recoge el informe Industria 5.0 publicado por la Comisión Europea, la incorporación de tecnologías digitales en la industria europea ha sido “lineal y gradual, en lugar de exponencial y disruptiva”. Una situación que responde a un esquema de implementación tecnológico muy desigual en el conjunto del tejido industrial europeo, con casos tan dispares como el de pymes aferradas a procesos de gestión documental 100 % analógicos, frente al de grandes empresas que incorporan soluciones de inteligencia artificial, automatización de procesos, Business Intelligence y reporting, IoT industrial, entre otras, en su operativa diaria.
Una tendencia de la que se hace eco un reciente informe publicado por el Instituto de Investigación de Capgemini, titulado Advancing through headwinds: Where are organizations investing, que contó con la participación de 2.000 organizaciones, con unos ingresos anuales de más de 1.000 millones de dólares. Según datos recogidos en el informe, el 39 % de los directivos encuestados tiene previsto aumentar la inversión en tecnología en los próximos 12-18 meses, mientras que una proporción similar tiene previsto mantenerla. No obstante, las inversiones en sostenibilidad no han seguido la misma tendencia, debido a las condiciones desfavorables del mercado. Una situación que ha provocado que “más de la mitad de las organizaciones hayan reducido su gasto en sostenibilidad medioambiental, respecto al 33 %» que aumentará sus inversiones en los próximos 12-18 meses”.
Así las cosas, la industria manufacturera, al igual que el resto de los sectores económicos, tienen como tarea pendiente a lo largo de los próximos años, impulsar su avance tecnológico dentro de las bases establecidas por la industria 5.0, cumpliendo con las nuevas necesidades medioambientales, productivas y estratégicas.