A principios de este año, 25 empresas y 17 asociaciones del sector de los proveedores de servicio en la nube – entre los que se encuentran actores tan destacados como Amazon Web Services, Google, Equinix, Interxion, Atos, Data4, NTT, Aruba, OVHCloud o Gigas – han firmado un pacto a nivel europeo cuyo gran objetivo es conseguir que los centros de datos sean climáticamente neutros para 2030.
Este acuerdo, que está alineado con el compromiso de la UE de ser “carbón neutral” en 2050, es una clara muestra de algo que ya sabemos desde hace tiempo: en Europa, el sector de los centros de datos está liderando los avances en sostenibilidad.
En el buen camino
Es cierto que alcanzar el objetivo que se ha fijado el sector no es tarea fácil y requerirá grandes inversiones. La principal razón: es necesario acelerar la integración de las tecnologías renovables para que puedan responder, como mínimo, al 50% de la demanda eléctrica en 2030, al 60% en 2040 y al 80% en 2050. Sumémosle, además, la previsión de que el consumo eléctrico se incrementará un 70% en 2040 y nos daremos cuenta de la dimensión del reto al que se enfrentan.
Sin embargo, muchas de las empresas ya están dando pasos en este sentido. No solo eso, están siendo pioneras gestionando la compra de energía limpia a través de mecanismos como los contratos de compraventa de energía (PPA) o los certificados de energía renovable (REC), por ejemplo.
Por otro lado, se están viendo diseños de instalaciones de refrigeración condensadas por agua para habilitar la recuperación de calor en algunos de los grandes proyectos que se están implementando actualmente. Este tipo de soluciones abordan otros aspectos que, por su contribución a la sostenibilidad de los centros de datos, también contempla el mencionado acuerdo, como el uso responsable del agua o la reutilización del calor residual generado en este tipo de entornos.
Las microgrids como gran habilitador
Google implementará 120.000 paneles solares en sus instalaciones centrales de control de California. Este es un buen ejemplo de hacia dónde se encamina el sector: sistemas de generación de energía renovable integrados en las nuevas infraestructuras de los centros de datos. En este sentido, el gran habilitador serán las microgrids que, gracias a la digitalización, permiten gestionar la descentralización de la energía, paso básico para poder incorporar las renovables de forma masiva.
Dicho de forma breve, las microgrids permiten hacer un uso inteligente de la energía, almacenándola, consumiéndola o reinyectándola a la red. Se trata de un conjunto de cargas interconectadas y recursos energéticos distribuidos (DER) que actúan como una única entidad controlable respecto a la red y que pueden conectarse y desconectarse de esta para permitir la operación conectadas o en modo isla. Este último resulta especialmente interesante, ya que al permitir a los centros de datos funcionar durante ciertos períodos desconectados de la red, aumenta las alternativas de suministro de energía a la infraestructura – lo que se conoce como redundancia adicional de la topología eléctrica – y mejora significativamente la disponibilidad y resiliencia de dichas instalaciones.
Por otro lado, combinando las microgrids con la Inteligencia Artificial podremos modelizar el comportamiento de las cargas IT y su evolución diaria. Incorporar previsiones meteorológicas para estimar la producción de energía o, incluso, simular la curva de la oferta y la demanda esperada para ese período. Todo ello permitirá a los gestores realizar una planificación estratégica del modo de funcionamiento más rentable.
Finalmente, la tecnología “peak saving”, que aprovecha la acumulación de energía de la microgrid para cubrir los picos de demanda de cargas IT durante el día, permite reducir el estrés de los componentes de distribución eléctrica y, por tanto, alargar su vida útil. Asimismo, genera ahorros adicionales disminuyendo el término de potencia contratada en la factura eléctrica.
Implementar estas iniciativas no solo redunda en mejorar el impacto medioambiental de las empresas del sector, sino que les permite reducir los costes energéticos y, por tanto, ser más competitivos.