Lograr un centro de datos “Net Zero” no es instalar placas solares, comprar energía teóricamente verde, añadir algo de tecnología y cruzar los dedos. Para lograr un verdadero “Net Zero” hay que vigilar cada hora de explotación y decidir activamente sobre ella. Primero, hay que medir bien: de dónde viene la energía, cuánto consumen TI y climatización, cuándo la red es más “sucia” y cómo respira cada sala. Con esa base se crea un gemelo digital, una versión viva del CPD que explica por qué se calienta un pasillo, qué ocurre si se sube un grado la consigna o si se mueve una ejecución a la madrugada. La meta no es coleccionar métricas, sino usarlas para decidir mejor, y que todos lo entiendan.
El método es claro. Unificar datos de inventario y telemetría (IT, energía, climatización, clima exterior) con sello horario. Calcular KPIs que importan —PUE, CUE, WUE, CPU, IOPS, vCPU:pCPU, etc.— y ponerlos al servicio de la operación, no del PowerPoint. Así vemos qué horas tienen más impacto, diferencias de temperatura entre impulsión y retorno y qué ajustes son seguros.
Luego se trabaja en tres frentes:
- Entender: paneles y mapas que señalan fugas y racks mal sellados.
- Prever: modelos que anticipan demanda, riesgo de puntos calientes y consumo si se cambian cargas de procesador, consignas o caudales.
- Actuar: reglas sencillas y automatización con límites; desplazar cargas flexibles a horas de menor CO₂, recortar picos con baterías, coordinar climatización y TI para evitar sobre-refrigerar.
Esto también va de cultura. Cada servicio puede tener un “presupuesto de carbono” igual que un SLA. Todo se registra y audita: qué se hizo, cuándo y cuánto se ahorró. Esa disciplina prioriza inversiones que se pagan solas: contención y sellado, control de aire, refrigeración líquida cuando aporte y, si aplica, recuperación de calor como “producto”.
Hoja de ruta a 24–36 meses. 0–6: medición fiable y cierre del balance energético horario; PPA 24/7. 6–12: gemelo digital y primeras predicciones útiles; piloto de consignas y flujo de aire. 12–24: orquestación desplazando cargas a franjas de menor CO₂. 24–36: calor reutilizado y orquestación integral del datacenter (TI e infraestructuras) basada en datos.
En resumen, menos épica y más oficio: medir, decidir a tiempo y demostrarlo con datos. Todo queda trazado y auditable para demostrar sostenibilidad real y sostener la confianza. Net Zero no es un mensaje comercial: es una forma de operar que, una vez engranada, se paga sola y escala.